¿Veis a esa chica desacomplejada, irónica y sátira que todo el mundo conoce y que pocos se mantienen en su acera cuándo pasa?
Es la misma chica que, cuando el Sol se ahoga, se esconde bajo las mantas, cierra los ojos muy fuerte y espera casi sin respirar al rugido del despertador.
La chica, que la llaman “Ella”, tiene miedo a los monstruos. Pero no a monstruos normales con cuernos, rabo y cuatro ojos, no. Ella tiene miedo a los que se meten en sus sueños y la hacen sudar y llorar por la noche.
Esos monstruos que llaman “Pesadillas”.
Pero ella no escucha, ni mira, ni siente. Ella solo corre y corre y corre.
Y yo, que soy un monstruo al que llaman Pesadilla, cada noche me acuesto esperando, que por fin pueda atraparla y abrazarla y quizás… besarla.
Pero no puedo, ella corre y corre y corre. Y a veces suda. Y a veces llora.
Pero yo sé que pronto será el día en que Ella se canse, no de correr, sino de tener miedo. Y allí estaré yo.
Por eso te sigo cada noche pequeña, y allí te espero, donde los monstruos duermen.
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